En un futuro, la nanotecnología dispondrá de materiales cuyas propiedades cambiarán en función de parámetros como la temperatura, y de otros que se autorepararán en caso de rasgarse o perforarse. Otra idea innovadora es el uso de nanosensores incorporados al envase para detectar cantidades mínimas de agentes químicos, como los producidos cuando un alimento empieza a deteriorarse o se ha contaminado, y que avisarán al consumidor virando de color.
Entre las perspectivas para el futuro se encuentran los alimentos con niveles reducidos de sodio, pero con sabor salado gracias a su interacción con la lengua.
Otras posibles aplicaciones de la nanotecnología podrían derivar en alimentos funcionales capaces de aportar una cantidad apropiada de calcio a los consumidores con osteoporosis, o alimentos con nanofiltros diseñados para retener las moléculas susceptibles de provocar reacciones alérgicas. A largo plazo, podrían crearse nanosensores que detectaran el perfil individual de una persona y activaran la emisión de las moléculas apropiadas personalizando el alimento según sus gustos o necesidades.
Entre las perspectivas para el futuro se encuentran los alimentos con niveles reducidos de sodio, pero con sabor salado gracias a su interacción con la lengua.
Otras posibles aplicaciones de la nanotecnología podrían derivar en alimentos funcionales capaces de aportar una cantidad apropiada de calcio a los consumidores con osteoporosis, o alimentos con nanofiltros diseñados para retener las moléculas susceptibles de provocar reacciones alérgicas. A largo plazo, podrían crearse nanosensores que detectaran el perfil individual de una persona y activaran la emisión de las moléculas apropiadas personalizando el alimento según sus gustos o necesidades.
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